Esparces un certero encuentro dentro de mi camino
de lo que nos unió cuando nos balanceábamos tullidas
al abrigo de nuestra cueva, forja de pieles y destino
que nos protegía del chaparrón y del sotavento
Tenazadas deshojábamos una a una las infancias
Yo prendida a ti, calca perfecta:
Cenízaro rojo en horizontes de acacias
mientras nuestra caverna se despeñaba en pubescente trapecio
Tú, partícula infinita ahuecada en la almáciga de lentisco
Tan densa resbalas lentamente y en la copa, sin ti, en dejadez
me mezo como péndulo atrasado en otro ciclo, como risco
que no deja de rodar buscando tu dirección
Sabes que no dejo de mirarte, como hoja purpúrea en el pendil
de la rama me niego a desprenderme,
tú en la cercanía miras como me precipito en cuesta senil,
en lodos de otros mundos que me embarran hasta el cuello
¡Si volvieran esos veranos dónde nos balanceábamos
en nuestra desdicha con el manto fraternal capotado
guareciéndonos todavía, cuando en niñez nos mirábamos
y nos sentíamos más libres y amadas que nunca!
¡Ay hermana, qué impronta me has dejado!
Que sin tener nada que decir
lo digo todo sólo con mirarnos
me adivinas los recuerdos y me sacas los secretos.
Gracias chica. Bonito de verdad.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias a ti Natividad, nunca tendré sufucientes letras para a agradecerte tanto. Un beso enorme.
ResponderEliminarGracias mi Antoñita por dedicarme esta parte de ti, que es tb parte de mi; es parte de las dos y de nuestro devenir juntas a través de tiempos pasados, presentes y futuros, porque nuestros caminos se entrecuzan siempre al unísono ahora y en la hora de nuestra vida, amén.
ResponderEliminar