Un cielo agujereado me cubrió:
rasguños de plata, metálica herida
Humareda lenitiva me cegó
Confeti de agua sobre mi cara pálida
nadie se gira a verme, húmeda danza
en una eléctrica luna encendida
Paraguas rotos me cercaban, yo, mansa
presa, combatía, palos de alambre
golpeaban, había empezado la caza
Virtudes Montoro López © 2011
Una maravilla como siempre. Hacía tiempo que no me conectaba y ha sido una alegría comprobar que habías vuelto a publicar. Un saludo
ResponderEliminarSe ha leído en el taller.Volvemos a disfrutar. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Natividad.
ResponderEliminarDe mi parte un beso enorme para ellos y ellas, y para ti.
me ha resultado todo un hallazgo maravilloso esta casa poètica. Gracias por tu trabajo distinguida poeta. Desde Santiago de Chile mi abrazo en la poesía.
ResponderEliminarFcoci, para mi es todo un honor que te pasees por esta tu casa. No me cabe la menor duda que pasearé por la tuya en cuanto el día resucite.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un poeta dijo una vez que si no existiera el tabaco él fumaría paraguas.
ResponderEliminarLo recordé leyéndote.
Besos.