La
niñez es una cara redonda,
es
un perfecto rostro-círculo
donde
se asoman dos grande ojos
abiertos
de par en par al mundo
La
vejez es una navaja que nos afila
la
cara y la alarga, que la hiere
Que
borra la rotundidad de la infancia
mientras
nos devora las sienes
Sin
embargo, tu cara es de la misma
redondez
que cuando éramos niñas
No
te surcan aristas ni ángulos,
no
se borró tu nítida sonrisa.
Mi
niñez es tu cara:
tus ojos, y los míos
abiertos
como ventanas
A Mariángeles
Virtudes Montoro López © 2012
A Mariángeles
Virtudes Montoro López © 2012
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