Fotomontaje:José Manuel Robles |
Pueda parecer que haya perdido la razón,
la cordura o la sesera, pero lo cierto es que guardo un secreto a tres voces
desde hace mucho tiempo. Ahora que lo pienso, ¡en este caso seríamos tres los lunáticos, jajajaja, no he podido escoger mejor adjetivo para empezar
a desenterrar, por fin, este secreto compartido!
Todo empieza con mi incansable necesidad
de observar la luna, y todo empezó hace aproximadamente unos veinte años.
Como
si de una mujer loba se tratase, tenía la necesidad de asomarme a la ventana de mi dormitorio y quedarme un rato mirándola. Este tiempo se prolongaba
si estaba llena, porque ya, de forma incipiente, podía ver algo parecido a un
rostro humano en la cara de la luna. Las cuencas geográficas, o los mares de
color oscuro que vemos desde la Tierra empezaban, tímidamente, a tornase en
unas perfectas cuencas orbitales. Y, así, precozmente, empecé a ver en la misma cara que la luna siempre nos
muestra, un rostro humano, pero como si la hubiese dibujado un niño, totalmente
asimétrico, donde destacaban unos enormes ojos negros.
Cada veintinueve días, doce horas, 43
minutos y 12 segundos, tenía mi cita Plenilunia, y poco a poco, ese rostro
infantilizado que veía, fue madurando y adquiriendo matices y rasgos cada vez
más nítidos.
Hasta
el día que, o bien, perdí la sesera o la recuperé, esto es algo que aún hoy
ignoro. Lo que sé cierto, es que de repente la vi claramente; la imagen más
espectacular que he visto en toda mi vida, y que sigo viendo, en la cara de la
luna.
Con
una mirada sensual captada minuciosamente en un intenso y fugaz parpadeo, con
los labios entreabiertos lanzando un beso cósmico, ahí estaba el rostro de
Marilyn Monroe. ¡Y, no me lo podía creer! La veía claramente, como en una
fotografía en blanco y negro, posando perpetuamente.
Lo
más increíble de todo esto, es que hasta ese momento no había sentido
curiosidad ninguna por el personaje en cuestión. Distinto hubiera sido, si el
rostro lunar hubiera pertenecido a Robert Mitchum, Manolo García, Patrick Swayze,
Carmelo Gómez, Gerad Depardieu o a Mandy
Patinkin. Creo que no me hubiera causado tanto impacto, pero, lo cierto, es que
era el rostro de Marilyn Monroe el que veía, y veo, sin saber la razón ni el
porqué.
Después de comprobar que no estaba
soñando, que no tenía nada en los ojos frotándolos concienzudamente, y que
el aliento no me olía a alcohol,
desperté a mi hermana con un –Yoli,
hostias, despiértate, venga, tía- La “tía” no se despertó, esa noche no, pero
hace tan sólo unas semanas lo hizo. Después me explicaré, porque ella es una de
las tres únicas personas en el mundo junto a mí que vemos a Marilyn en
la luna.
La cuestión es que a la mañana siguiente, yo
ardía por contárselo, y cuando por fin lo hice, me miró con incredulidad pero a
la vez con mucha curiosidad, y acordamos ver juntas por la noche a la actriz y
poeta. Mi hermana también posee una imaginación poderosamente creativa, por eso
no se sorprendió demasiado cuando se lo conté (algunos estarán pensando que en
mi familia andamos todos con un embudo en la cabeza y que a eso llamamos
creatividad, que bien podría ser, pero no se puede determinar que ésto se produzca por una causa genética, ya que la otra
persona implicada en las visiones, no comparte genes familiares).
Esa
noche estuvimos mirando la luna casi dos horas. Mi hermana se achinaba los
ojos, para según ella enfocar mejor la visión, a modo, según me explicaba de
lentes, pero por más étnica que se
pusiera, no vio la preciosa cara de Marilyn. Ni esa noche, ni en muchos años,
hasta hace unas semanas, cuando me
sorprendió diciéndome que había visto por fin a Marilyn. Yo ya la había dejado
como caso perdido, pero no, la logró
ver.
Todo lo contrario me pasó cuatro años
después de mi primer visionado, durante todo ese tiempo yo había seguido
acudiendo a mi cita con Marilyn, me quedaba un rato mirándola, le sonreía, y me
iba a la cama pensando en lo extraordinario que era lo que sólo a mí me pasaba.
Como
decía, cuatro años después, conocí a Jose, no recuerdo cómo le dije mi secreto,
pero, desde el primer día intuí que era
él la persona adecuada e idónea para decírselo, y no me equivocaba, él era Él.
Como
Jose posee aún una imaginación más portentosa que la mía, (o si lo prefieren,
es tan orate como yo), ni se inmutó cuando se lo conté. Y cuando se presentó la oportunidad de
comprobarlo, ¡Jose reconoció enseguida el rostro en la luna, la misma cara, con
la misma expresión! -Jose, vamos a ver, ¿la ves?, ¿cómo tiene la boca?
Entreabierta Virtu. ¿Y los ojos? Están
casi cerrados, en una pose muy sensual…Jose, céntrate, jejeje, bien, ¿y el
pelo? Ligeramente ondulado, con el flequillo levantado hacia la izquierda-
Me
quedé, cómo decirlo, quizá, ¿aliviada? Sí, aliviada, por sentirme menos sola en el mundo y menos extraña. Menos
distinta y también menos extraordinaria. Otra persona veía lo mismo que yo, si
se trababa de una alucinación, estábamos alucinando juntos. Definitivamente,
sí, él era Él.
Este
hecho ya es algo cotidiano en nuestras vidas, -Virtu, ven, mira a Marylin- Y nos
quedamos un momento mirándola, juntos, desde
los trecientos ochenta y cuatro mil cuatrocientos kilómetros que nos
separa, como
si se tratase de una instantánea más que
capta y recorre toda nuestra vida en común.
Hace tan sólo unas semanas,
las tres únicas personas en el mundo que vemos el rostro lunar de Marilyn
Monroe, nos juntamos, y en silencio, observamos su preciosa cara en un
plenilunio que teñía de plata el mar, mientras mi cuñado, Gilber, se achinaba
los ojos una y otra vez, intentando que la imagen de la que tanto le habíamos
hablado los tres se le apareciese. Creo que pronto seremos cuatro los afortunados
(o locos, como prefieran ustedes llamarnos ).
Virtudes Montoro López © 2011
Virtudes, ten por seguro que cada vez que haya luna llena, te lo prometo, la miraré hasta encontrar su rostro.
ResponderEliminarSarco, deseo que la encuentres, seguro que sí. Un beso!!!
EliminarGracias a ti Joseph por comentarla, eres un cielo. Un beso grande!!!
ResponderEliminarAnto, no lo podías haber relatado con más chispa y con más gracia, je, je, je...
ResponderEliminarA ver si ahora se propaga esta "marilynniana" locura y nos encontramos carteles por la calle con la imagen de las dos "satélites"...besazos guapetona!!
En ese caso Antonia, tendríamos que pedir derechos de autoría!!! Gracias preciosa!!!
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