martes, 27 de abril de 2010
A un escritor.
Es un arrepentido de la vida, pliega un inmenso pesimismo como vela, casi siempre está en mar abierto, anclado al mascarón de su segura soledad.
Es un perpetuo desarraigado, casi siempre despeinado, anda deprisa y lento, inhalando todo el salitre que atesta sus pulmones.
Sus ojos son voraces faros, nunca los cierra, escrudiñan vidas ajenas y la suya propia, revuelta como almendraba enredada en su inconsciente semiestructurado.
Despliega su cuadratura perfecta en un hueco tan cerrado, que imagina colores que no ve, como el verde de un amanecer y el rojo del cielo.
Pocas veces se expande, casi nunca, su silencio tumultuoso le es ajeno, usa mitones cuando escribe y lleva una envoltura térmica para protegerse de la vida.
Es un escritor, es, Antonio M. Agea.
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Virtudes Montoro López © 2010
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