martes, 16 de noviembre de 2010

El lodo nos embarra; sólo vemos al enterrado.


Inhalo tu desesperanza:

la resonancia de tu tiempo,

del mío; del nuestro. Del que vendrá.


Anhelo tu templanza, viva,

serena, y tu conformismo.

Yo, mientras, ruedo en lucecitas,

en voluptuosas tempestades.


Exhalo escarcha residual;

decrépito urbano sediento

de agonía y rebelión.


Transpira la total conciencia,

la que es colectiva, fugaz,

nos avisa que no debemos,

pero hacemos, siempre, el mal.


Nos ahogamos en indiferencia,

pulcros, miramos para otro

lado. El lodo nos embarra;

sólo vemos al enterrado.



Virtudes Montoro López © 2010

viernes, 15 de octubre de 2010

Me veo, a gritos, llorándote.


Anudé la foto fija de tus ojos

a los míos; inquietos y encriptados.

Tan solo podían ver un techo negro;

desconocido, opaco e inmóvil.


Me encorseté entonces en tu frío cuerpo

vi como se resquebrajaba mi sangre

y mis huesos en dolor se derretían,

sentimos la humedad de lo estéril.


Así me quedé en ti cuando ya no eras.

Por ti, en ese espacio desoxigenado,

desmemoriado y pulcro habitáculo

que cubría todo lo que nunca serás.


Tras el vitral vi reflejado mi rostro,

en un súbito segundo te abandoné,

pude ver tu amarillento cuerpo solo

me pude ver, me veo, a gritos, llorándote.


A mi hermano Emilio.


Virtudes Montoro López © 2010

martes, 21 de septiembre de 2010

Los besos que nunca se besaron


Crecí entre tus labios y me mengüé,

me deshilaché en tu saliva,

me desbotoné la comisura;

principio de incipiente sonrisa.


A veces palpábamos el hambre

recorríamos la urbe sedientos,

nos besábamos fuerte los ojos

abiertos al carmín rojo cuatro.


Fuimos seres desprevenidos

amando a dentelladas los surcos:

nuestros escondites primerizos

huecos resbaladizos, quejidos.


Somos, unísona cantinela

sorteando caminos paralelos,

dedicamos los besos al vernos,

los besos que nunca se besaron.



Virtudes Montoro López © 2010

lunes, 13 de septiembre de 2010

Siempre es a veces


A veces no es nadie, imperdible mohecido
desecho orgánico putrefacto,
a veces no es nada, oxígeno carbónico desmemoriado
aliento en una cuneta.
A veces, no siempre, se apaga,
se encierra en mi burbuja imantada.

A veces se queda sin esperanza,
sin órganos que latan, impávido
se extirpa el cuerpo y habita el vacio,
observa la vida que pasa
y no dice nada.

Hoy es a veces
Mañana será a veces,
Siempre es a veces.

Se deja llevar en dirección
al vacio en mi burbuja:
código postal impávido
número primo al cuadrado
callejón sin salida



Virtudes Montoro López © 2010

martes, 7 de septiembre de 2010

ALHAMA

He navegado hacía tus ojos ópalos

entre los suyos de enamorada fértil,

y vi tu luz, tierra, historia de regalos

Me enamoraste más, cuando te sentí


Alhama, pueblo rocoso, desgranado

En espolón terraplén te precipitas

En empedrado he reído, llorado

En ascensión con tus piedras me incitan


Te descubrí antes de poder embarrarte

en tu amante amiga, sí, también mía

Imaginamos recorriendo tus calles

Pinceladas verdes, ocres. Te sentía


Entre las manos de mi amor primerizo

entre tus soportales, me ha dicho bella

Me ha jurado amores azul de risco

Me ha besado en campos llenos de estrellas


Triste tu cima inversa llena de penas,

que en tus honduras se te han declarado

Vaciándose en ti sus vidas ajenas

en abrazo mortal las has amortajado


Tengo que quererte morisca, temblaste

En frío y destrucción vieron llorar a

tus adarves nazaríes, te callaste

al compás de los agitados aplausos

En vaivén terrenal, voraz, soterrado

Cayó tu piedra amada sola, en desdicha

Entre los vivos, yo, te hubiera llorado

Entre los muertos, yo, en tu tierra guaricha


Alhama, desde mi Santa Cruz espío

Tus casas blancas y tu gentil bullicio

Me desvaho por entre tu caliente río

Observo tus inhabitados casalicios


Alhama, quiero sentirte entre mis pies

Y que tu arenisca húmeda me transmute

Sentir tu risa carnavalesca, así es

cómo quiero quererte, con tu disfrute.



Virtudes Montoro López © 2010