lunes, 15 de febrero de 2010

AVAINILLADA NUESTRA AMISTAD SE MEZCLA



En la sinuosa veleidad de posados mares

revolcándose en especias furtivas,

húmedas al tacto,

se mezcló nuestra amistad en quimeras.

Ardió la incipiente vainilla destilando

brisa suave de canela y azúcar,

aromas demasiado sutiles para la codicia.

Se iban conjugando sabores de tu historia,

calco convexo de la mía,

mientras en un fuego de maderos

ardía menta, cáscara de limón

y jugosa pimienta.

Ardía como el primer día.

Amarillos folios atizábamos de cartas

que nunca leyó nadie,

creadas en noches tan solas

como ésta.

Éramos una pizca de sal en el océano,

desgranando la sequedad que nos unía.

Ardía el viento que calcinó

los despojos de falsas vestiduras,

se expandió el salitre avainillado

la menta ascendió como nube de algodoncillo azucarada

se nos humedecieron los ojos,

nos reconocimos intactos uno junto al otro.



Todos los derechos reservados
Virtudes Montoro López © 2010



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