
Derrumbe de huesos amortajados en veniales mantos,
cubículos imposibles que retienen todo lo que fuisteis.
Cartílagos andantes, cuencas breadas sepultadas.
Espinazos sin pellejo, dentarios petrificados
que enjambres carnívoros descarnaron.
Tanto amor os tuve acajonados huesos
que desprendo naftalina a horcajadas.
Sereno, vuestro pose fosilizado aguarda,
en la calma mortuoria donde esperáis,
el repose de los míos.
Tanto amor os tuve abigarrados fémures
que soy espectro, cáscara vacía, rancio soporte.
Reductos amados que desprendéis mistela etílica
vuestra esencia se condesa siempre en rededor mía.
Todos los derechos reservados
Virtudes Montoro López © 2010
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