miércoles, 7 de abril de 2010

Eres...



Eres la porción de ti en mí en el hueco
que no alcanzan a cubrir nuestros cuerpos,
si enredados cohabitan en amasijo de abrazos.

La infinita arruga formada en la sábana de nuestra piel,
la desparramada cortina que flota divagando

entre gemidos de animal herido.

La luz del despertador que parpadea
guiñándole a la enamoradiza muerte,
una gota de sudor descalza que se estampa en el suelo,
se posa en mis pies y se evapora.

La misma madera forjada en alabastros confitada
con olor a canela y hierbabuena,
el pestillo herrumbroso de viejas argucias,
la mota de polvo que se deshilacha en miles de lucecitas

flotando, inmóviles en la gravedad de un tenue reflejo.

El cuadro que pende en la cabecera;
sinuoso y reptil colgante de tulipanes abrazados.

La comisura en la rendija del vitral que deja escapar
fluctuantes vaivenes de luz;
ópalos blancos
que se estrellan contra la pared


El estrecho colchón que chilla su inestable existencia,
el candil eléctrico que proyecta sombras chinescas y esparto,
Eres el habitáculo mismo donde, condesado de partículas tuyas
transcurre la alquimia de nuestros cuerpos.


Todos los derechos reservados
Virtudes Montoro López © 2010


3 comentarios:

  1. Preciosa, como todo lo que sale de tu pluma.

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  2. Muy bueno. Algo distinto de lo que he estado leyéndo últimamente.
    Enhorabuena y Gracias.
    Jeroni M.

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