lunes, 12 de abril de 2010

Techumbres de paja y barro


Filas de estáticos como yo, andamos confinados
en otro trozo de suelo, resbaladizo y de segunda mano.
Cerca de la masificación devoradora de suelos metálicos
resurgimos como techumbre de paja y barro.

Trapecistas deambulantes refugiados "al otro lado",
donde no crecen bosques artificiales ni tropeles de escaparates.
Contrapunto conformista de inestables azoteas,
de acequias que como lagos de culebras reverdean.
Conjurares reos apostados en las inhabilitadas cunetas
bordeando el fin mismo de nuestra ignorada existencia.
Nuestros rostros macilentos encanjan la dureza;
deformes insalubres cenizas, aldabas del medievo.
Soterradas risas pueriles bajo la escarcha y la chatarra;
fangal de desperdicios que giran en un coro de manos.

Voy despertando, la húmeda calina se mete en mis huesos,
las luces de neón se ven a lo lejos,
parpadean hasta que cesan.
Táctil desmigajada resucita mi enlodada ciudad inerte
comandada por despeinados como yo, que siempre
¿estaremos anclados al mástil de la derrota?


Todos los derechos reservados
Virtudes Montoro López © 2010

5 comentarios:

  1. Bonito final... ese mástil de la derrota a veces soldado a nuestras piernas.

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  2. Juanma Alarcónmartes, 13 abril, 2010

    Me ha recordado una historia que he escuchado hoy en la radio. Un elefante enorme de circo atado con una cadena enorme a una pequeña estaca clavada en el suelo, que fácilmente podría arrancar sin esfuerzo y sin embargo no lo hace. ¿Por que no? Pues porque lo ataron de pequeñito cuando aún no tenia fuerza y su memoria le dice que es inútil el esfuerzo. Ahora que puede ni lo intenta. Así somos los humanos, cada uno atado a nuestra pequeña estaca...

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  3. Juanma Alarcónmartes, 13 abril, 2010

    Gracias, pero los que estamos encantados somos los demás, contigo. Tu eres la que despiertas con tus relatos nuestra memoria. Ojala no dejes nunca de escribir como lo haces.

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  4. Gracias a ti Juanma, por tus reflexiones bellas y por tu ánimos.
    Muchas gracias, mil.

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